miércoles, 13 de enero de 2010

Respuesta al artículo de Abrahan


Querido amigo bam - bam, quisiera comenzar saludando ese gran sentido de libertad con que sueles escribir, a lo que yo llamaría particularmente autenticidad; así mismo, manifestar mi gran cariño por Puno y por la calidad de gente que llegue a conocer en aquel tiempo de voluntariado, que sin duda se quedaron clavados en mi corazón. Gracias por ello!!!

Ahora bien, al leer tus escritos, me surge un sentir, no tan grato, como si te estuviera viendo, quejándote y con unas ganas quemar todos esos malditos papeles (exámenes), que sin duda han marcado tu vida universitaria (no tan grata, como hubieras querido o me equivoco?), pues bien, estos exámenes que sin duda tiene un ingrediente indispensable para el alumnado y para el docente, es la famosa “nota”, y al colocar esta palabra, recuerdo el jolgorio con el que vives si te sacaste más de 17, pues hoy por hoy, un 16 significaría “no una excelente calificación” y por ello “no un excelente alumno” (así he llegado a pensar), y es que suelo ver esos rostros decaídos y frustrados por no haber alcanzado la máxima nota (si al fin de cuentas, estudiaron); y mas me indigna ver esos rostros de menores, donde la calificación de la profesora y el reforzador de los padres familia, comienza a marcar en sus vidas, “indiscutiblemente como una etiquetación”, (que para mí, no es la mejor manera de calificar), colocar con rojo una calificación menor a 10, es casi, por no decir en totalidad, un horror a nivel de la docencia académica, donde el propósito es comenzar a distinguir de los buenos alumnos (los que tienen excelentes notas) de los no tan buenos alumnos (bajas notas) y no comenzar a ver de lo excelente que puede ser en tal habilidad, de la actitud y aptitud que tiene en tal asignatura, de que quizás aprenda el alumno de tal manera (visual, auditiva, práctica, etc.), de cuan inteligente es para tal cosa o para otra y sobretodo de cuan Ser Humano se está formando, ¿acaso eso calificamos?, o nos concentramos en los cursos de matemáticas y literatura – “básicos” pero ¿indispensables?; por ello, y quizás muy lejos de la realidad me situé, y es que ¿algún día podremos cambiar esta educación acostumbrista?, donde la educación para estos menores, valla en otra línea, donde ellos terminen ganando, y sobretodo aprendiendo, donde los valores sean los pilares verdaderamente; donde la calificación sea un punto de partida para observar en que estas flaqueando y como encontrar una manera para superarlo, y no sea meramente un etiqueta del “buen alumno”…
Sin querer me fui desligando del rol que cumplía los exámenes en la universidad por el nivel meramente primario y secundario; regresaré a esta etapa de la educación superior, aquí los exámenes ya aparecen como una forma común y acostumbrada de mostrar lo que aprendiste o no aprendiste durante tu ciclo o semestre académico, ¿cuan cierto es esto?, y volveré al mismo indicador, la dichosa “nota”, que vuelve a marcar ese tan han ansiado y a la vez alimentador del individualismo por ser el “mejor” en tu clase y quizás lo seas (no juzgaré ello); y es que me es casi imposible olvidar, cuando escucho decir a mis compañeros, ¿melissa cuanto te sacaste?, ¿tienes un 15?, mira yo: tengo 20, y es que acaso, ¿En algún momento se los pregunte?, o es que estamos tan acostumbrados a compararnos y a elevar ese poco sentido de común que tienen algunos para decir que la nota es el reflejo del alumno, algo tan primitivo, como enseñar a los niños con una sola metodología; pues así nos vamos convirtiendo, en famosos averiguadores de notas, que sin querer tienen un trasfondo, que no es más que: “Yo valgo más, por mi nota”, ¿Y porque juzgar ello?, si se nos viene impartiendo eso desde pequeños, o es posible desligarnos tan fácilmente esas lecciones del “buen alumno, por la mejor calificación”; quizás suene muy extremista, pero sin duda no me estoy alejando de la mera realidad actual.
Es así, que la idea de los exámenes, puede tener otro giro, donde no veamos a este, como algo aterrador, como un fin, como un marcador de cuanto puedes aprender días antes (en algunos casos), de cuan repasas o memorizas esos apuntes polvoreados de tus cuadernos, que solo abres a puertas de un examen; sin duda, yo apostaré a lo que bam iba apuntando, quizás algo muy soñador y difícil de palmar en nuestra sociedad; sin embargo, considero que podemos comenzar siendo referentes nosotros, donde nuestras opiniones comiencen a ser valoradas y más a un tomadas en cuenta, donde podamos sugerir y quizás comenzar actuar; donde el día de mañana, al comenzar un nuevo semestre o ciclo académico, puedas o podremos decir: ¡hey docente, en este periodo, podemos sustituir los exámenes, por sembrar semillas propias, por crear algo innovador, por que solo cambiemos y hagamos algo diferente; por que esto, nos ayude más que probar ¿Cuánto estudiaste?, por ¿Cuánto puedes hacer o crear?; para mí, me suena valido.
Y es así, que voy terminando, una opinión muy personal sobre los exámenes y las notas, que sin duda, para algunos sonará sacados de pelos, pero considero, que no es una parte alejada de la realidad.

Melissa Ludeña Castro

1 comentario:

  1. Gracias por tu respuesta....
    tambine me gusta su sentido de libertad al escribir...


    un abrazo!

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